23 de julio de 2010

Llueve duda


Llueve duda
duda congelada
sobre pupilas hilvanadas
que obliga a la pesquisa
de un silencio venenoso
que amordaza los gritos de la noche
en la ciudad apurada
sin azoteas de risa.

Que nace en la infancia
de un invierno agrietado
disfrazada de mariposa
enredada a la cabellera del juicio.
Duda de alas infinitas
que roba una historia arrepentida
atándola a los cáñamos
de la trémula y quebradiza vida.

15 de julio de 2010

Cuando fui perversión














Cuando fui perversión,
hace algunas horas,
quizás minutos, o segundos,
completamente desnuda
me extendí como incendio
sobre una bestia
borracha y hambrienta
que me perseguía
como a una serpiente
tratando de enmudecer
mis meneos rabiosos.

Me brotaron colmillos
y garras gigantescas
y la cabalgué
en medio de la selva
bajo la perpetua niebla
hasta hacerla vomitar sal
sobre mi piel furiosa.

Aun así, no hizo tiritar
o enfriar mis huesos
ni tornarme en desierto.

Entonces le chupé la sangre
arranqué su corazón,
y lo devoré completo.

14 de julio de 2010

Al final del viaje




Cuando llegue 
a la otra orilla
ya no seré
aunque comencé siendo
en medio del camino
descubrí
que el viaje 
nunca debió ser.




Riachuelo


















Hacia adonde irá
el riachuelo
donde desaguará
su indómita corriente
si ni la blandura de la luna
sobre la gema que se oculta
abajito de su ombligo
ha adormecido
su oscilación violenta.





8 de julio de 2010

Comunión



Es domingo y llueve
las puertas benditas
invitan al cielo.

Afuera
los de traje y sombrero
se dirigen al templo
más tarde
nosotros también comulgaremos
pero no junto a ellos
en medio del aguacero
llegaremos a la gloria
o tal vez al infierno
retozando en el lodo.
Del crepúsculo al alba
dibujaremos risas
y gestos bañados en delirio
en las ventanas sin cortinas.

Apostemos
sin temor a los infiernos
a que en este instante
nadie hará del deseo un reo
respiro profundo…
….y huelo en la brisa
danza nocturna,
sándalo, almíbar, y luna.

Allá
el demonio me asecha
desgajándose desde la densidad
de un cañaveral salvaje.
Tiene ojos de laguna
y de gritos en penumbra
veo remolinos en su ombligo
y en su monte escondido.

Sus manos recorren
lentamente las lomas y lagos
en mi mapa empinado.
Su cintura dirige las mias
y busco en el sur de su vergel
ese tallo de hierba escondido
el más verde y venusto
lo descubro
y es mi lengua humeante
de su metamorfosis testigo.

Entonces, dos sierpes rosadas
se entrelazan, y comienzan la danza
en la pista mojada
los pétalos de una flor escondida
manan almíbar y rocío…
…aun no estalles-alguien dice-
sobra tiempo
para beberse al infierno y la gloria
en una sola copa.







Claroscuro














En el horizonte laberíntico
asoma la sombra
de un dios de escayola

sus labios ambiguos
delirios y cáliz de bruma, arrojan
sierpe, devorador de almas
cuan dulce es el llanto
que por ti los albores derraman
en la guerra de camaleones
cuatro manos danzan
al asecho de tu cuerpo enmarañado
y tú, como si nada
quien le huye a la derrota
emboscando sendas,
y siembra en medio de dos piernas
flores muertas

ahí llega la diosa mediocre
uniendo en sus entrañas
la corona rota
con sol negro dibujando
estrellas de carbón
sobre sus manos de loza
su rostro de Medusa
después de la función
en una caja emboza.




7 de julio de 2010

Tu dádiva













Para qué negarlo,
la embriaguez fue larga,
lastima que al despedir el alba
rompiste las copas
y con sus trizas surcaste
en mi blanda humanidad
un camino manchado
de escarlata envenenado.

Indómito vuelo

Hasta la noche de ayer
la mansedumbre apaciguó
los vendavales nocturnos
de nuestras selvas y mares.

Un holocausto de lunas
ya no reposa
en la cornisa de nuestros templos.
se aleja
en el vértice de una ráfaga intrusa.
liberando así,
el compás de nuestra palpitación.

Por primera vez
nuestro vuelo se junta,
y entre lienzos e inciensos
libera delirios seductores.

me asechan tus ojos
como faroles sobre la mar en la noche,
arropando de lujuria mi piel
-cuan regio manto áureo-.
comienzan a brotar gestos verticales
de tu vidriosa e impúdica silueta
que sofocan tu ropaje.

Tus manos-proas gemelas-
descubren en mi pecho
dos ánforas romanas
rebosantes de almíbar.
entonces tus labios
-abejas hambrientas-
alucinan
un humeante edén
con cascadas rubíes.

No desates aun
el diminuto delantal
amarrado a mi cintura
lleno de flores silvestres
y escarcha afiebrada.
levántalo tan sólo
-cortina satinada-
y enreda tus dedos
en el monte de mi caminito empapado.

Con tu cintura
rueca en vértigo
en un galope
bajo un toldo de brotes y calofríos
secuestra mi cráneo…
…indómita, has estallar mi sangre.